Mientras que África es considerada generalmente como el lugar de nacimiento de la humanidad, se cree que Asia fue la cuna de la civilización, aunque ésta no fue única y uniforme: la gran extensión del continente asiático hizo casi inevitable que surgieran varias culturas de manera independiente. El siguiente apartado intenta mostrar las interacciones, colisiones y sucesiones de estas civilizaciones desde una perspectiva continental. Para más información sobre las regiones mencionadas, véanse las secciones de historia de los artículos relativos a los distintos países asiáticos.
Además del antiguo Egipto, las primeras civilizaciones conocidas nacieron en los grandes valles fluviales del suroeste de Asia, el noroeste de India y China meridional. A pesar de sus diferencias, todas ellas tenían ciertos rasgos comunes, pues todas eran sociedades agrícolas que precisaban estructuras sociales y políticas avanzadas para mantener los sistemas de regadío y de control de las inundaciones. Debido a los ataques de los pastores nómadas de Asia central, los granjeros se vieron obligados a vivir en ciudades amuralladas para defenderse y a confiar su protección a una clase aristocrática dirigente. La invención del arado, alrededor del año 3000 a.C., redujo la necesidad del trabajo agrícola y convirtió a los agricultores en artesanos.
A su vez, el incremento de las cosechas y el trabajo de los artesanos proporcionó el surgimiento de artículos comercializables, lo que favoreció el intercambio entre culturas. La tierra que acogió las culturas de Sumer y Acad en el valle del Tigris y del Éufrates, es decir, Mesopotamia, se considera la cuna de la civilización. Ya en el 3000 a.C., los sumerios irrigaban los campos gracias a canales medidos con mucha precisión, utilizaban el bronce y herramientas de piedra pulida, elaboraban tejidos y alfarería, construían templos y palacios y viajaban en carros con ruedas y en barcos. Sus precisos calendarios predecían las estaciones y su escritura cuneiforme fue conocida por numerosos pueblos hasta el siglo IV a.C. Adoraban al dios del Sol y su vida estaba regulada por leyes escritas.
Aunque el reino sumerio-acadio cayó ante invasores procedentes del Norte, Mesopotamia continuó siendo el centro de la civilización de Asia occidental hasta el siglo VI a.C. Los babilonios (1900-600 a.C. aproximadamente), los asirios (siglos IX y VII a.C.) y los caldeos (siglos VII y VI a.C.) fueron los últimos pueblos importantes que dominaron la zona. Fue el caldeo Nabucodonosor II quien destruyó Jerusalén y deportó a los judíos. Sin embargo, el judaísmo ya era una relevante fuerza religiosa. Alrededor del año 1600 a.C., invasores procedentes del suroeste de Asia y Anatolia llegaron hasta Babilonia, en ocasiones para devastar el territorio, pero la mayoría de las veces para levantar y desarrollar la civilización fundada por los sumerios. © "Asia" © Escrito por Emmanuel BUCHOT y Encarta.
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